lunes, 1 de diciembre de 2014

Creencias congelantes


Pudiera decirse que hay creencias muy parecidas a un iceberg, capaces de congelar al más prendido de los emprendedores.

Detallando la comparación, se dice que a pesar de que hay mucha preocupación por el calentamiento global y la disminución de los casquetes polares, las aguas frías de los polos están todavía llenas de icebergs, que no son otra cosa que gigantescos trozos de hielo dulce desprendidos de un glaciar, que vagan flotando por el océano, y de los cuales solo podemos ver en la superficie una pequeña porción, porque  la mayor parte y la más peligrosa se encuentra bajo el mar.

Recordemos que en 1912, cuando el Titanic zarpó de Southampton, Inglaterra, con destino a la ciudad de Nueva York, había aún más de estos gigantes congelados.

El Titanic fue lo máximo de su tiempo, tenía el más alto nivel de lujo y extravagancia. Fue un testimonio de la belleza que la humanidad podría crear, con la colaboración de miles de personas realizando un gran esfuerzo por construir lo que en su momento fue considerado todo un país de las maravillas flotante.

Después de zarpar, el capitán Edward John Smith recibió la advertencia de los icebergs más al sur de lo previsto. Con cuidado, se desvió de su curso hacia aguas más caldas, creyendo que era suficiente para evitar esos cubitos de hielo peligrosos.

Pero estaba equivocado, finalmente el buque rozó el iceberg que daño severamente las placas del revestimiento de la nave a su cargo, sentenciado de esta manera al trasatlántico monumental a su fatal hundimiento.

Fue así como de repente, las esperanzas y los sueños de muchos, los futuros, las vidas de las personas a bordo, todo eso quedo congelado y en lo profundo de mar debido a un iceberg del que solo podía verse menos de la décima parte, porque el resto, la parte que hizo el mayor daño, yacía en silencio bajo el agua, oculto a la vista humana.

Las creencias son algo así como los icebergs, sólo somos conscientes de una pequeña fracción de su influencia en nuestras vidas. El resto yace sumergido en el subconsciente, pero ejerce un poder inimaginable sobre nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos.

Y a veces nuestro futuro, nuestras vidas, la opulencia, la abundancia que hemos creado o deseamos crear golpea contra ese peligro que está al acecho, nosotros y nuestros sueños se congelan. Y al igual que los pasajeros del Titanic, nuestras intenciones pueden hundirse.

Básicamente, la gente se paraliza y no puede cambiar, no pueden crear sus deseos porque uno, algunos o la totalidad de sus creencias se contradicen con lo que sea que deseen obtener o llegar a ser.

Pero, no todo está perdido...

Lo que olvidamos a menudo en nuestro mundo de cajas, etiquetas y clasificaciones es que somos criaturas increíbles, y que como seres humanos tenemos un enorme potencial creativo.

Si usted persevera en su deseo de cambiar, se sorprenderá lo rápido y abundante que puede ser la recompensa por sus esfuerzos, pero no se equivoque, no hay ninguna píldora mágica. No hay una técnica que lo va a transformar inmediatamente en la versión ideal de usted mismo. Solo con disciplina y compromiso alcanzara lo que se proponga.

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